EL ENGAÑO

   Han pasado meses desde la última vez que nos vimos y me dejé algún jirón de mi alma junto a tí. No me preguntes por qué. Simplemente porque no me ha apetecido. He estado demasiado ocupada y verte me suponía un esfuerzo demasiado grande. Y tenía miedo de volverte a mirar a los ojos. Bueno, en realidad debo ser honesta contigo y conmigo misma. Te he sido infiel. Te prometí fidelidad y lealtad eternas. Y no ha sido así. Te he engañado. Da igual con quién ni con qué. Eso es lo de menos. Pero aquí estoy de nuevo, desnuda ante ti, para pedirte perdón y rogarte que me dejes volver a tu lado.
 
   Te eché de menos. Tanto que no podrías imaginarlo nunca. Recogí conchas, trabajé, pleiteé, me divertí, sufrí, reí, lloré, enfermé, me prostituí regalando sonrisas a quien no las merecía y derramando lágrimas por quien sí se lo merece pero no lo aprecia. Sí. Aquí estoy. Dispuesta a aceptar tus reproches, tu venganza y tu desdén. Pero no me importa. Sigo siendo tuya, a pesar de todo y de todos. Vuelvo con el alma en vilo y el corazón en un puño. Sé que me quieres pero el perdón no será fácil. Lo sé. Pero estoy dispuesta a aceptar tu penitencia por mi pecado. Te he sido infiel y eso me ha hecho ser infiel conmigo misma. He llegado a perder la conciencia de quién soy y por qué soy. Acostumbrada a mirarme en ti como en un espejo, tengo la sensación de ser un fantasma que se arrastra por las sombras del día y de la noche, buscando una luna que le ilumine en el camino, o un sol que le caliente el cuerpo.
 
   Sé que sabrás perdonarme. Son muchos años a mi lado como para no conocerme. Ya sabes que funciono a oleadas, sin disciplina, sin brújula. Mi corazón es limpio, pero necesita correr desenfrenadamente alguna vez para poder caer rendida y exhausta pero feliz.
 
   Vengo dispuesta a contarte todo, sin miedo y sin tapujos. No espero que me entiendas. No tengo derecho a estas alturas pero quizás la fuerza de la costumbre te obligue a tener condescendencia con quien se va sin despedirse para venir con la cabeza baja y entonando un 'mea culpa'.
 
   Tengo mucho que contarte. Sólo te pido que me escuches una vez más y seas comprensivo. Tú también tuviste tus escarceos y en ocasiones no acudiste cuando te llamé. Pero no se trata de hacernos reproches. A lo mejor cuando oigas lo que tengo que contarte, cambiarás de opinión sobre mí, y desearás abrir los brazos para mí y prestarme tu hombro para dejar mis lágrimas en ellos y tus ojos para devolverte sonrisas.
 
   Te quiero y siento haberme ido tanto tiempo sin dar ni una sola explicación. Hoy vuelvo a ti, a mi cuarto de la plancha. A mi refugio de madrugada de donde nunca debí salir. En el que guardo mis trocitos de madrugada, todos y cada uno de ellos. El que me deja mirarme en él y no me miente cuando me devuelve mi reflejo, escupiéndome a la cara con la verdad.
 
   Café, tabaco y jirones de alma con trocitos de cielo. He vuelto. Estoy en casa.

Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MADRID TIENE MADRUGADAS...

EL REGRESO

LA CONDENA DE PEPE BRETÓN