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CUANDO VIVIR NO ES SUFICIENTE.

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    Una no termina de acostumbrarse a según qué noticias. Guerras, epidemias, corrupción, catástrofes naturales..., muerte y destrucción. El negro panorama de siempre, en el que cualquier brote verde, si lo hay, pasa inadvertido.      Pero hay muertes que por algún motivo especial, nos impactan más que otras. muertes que te hacen gritar de dolor; y muertes que se te agarran al alma y te dejan muda. La muerte en la mina es unas de esas muertes que te sumen en un profundo silencio, mucho más atronador que un grito en la noche. Me pasa igual con la muerte en el mar. Son muertes calladas, sin estridencias, sin ruidos; muertes de negro luto en las ropas y en el alma.      6 mineros muertos, son muchos #mineros... y muchos muertos. Uno sólo de ellos, ya hubiera sido demasiado; una sola muerte, ya habría sido demasiado. Una bolsa de grisú capaz de esto, es demasiado despropósito en la España del siglo XXI, de la que algunos hablan maravillas llenándoseles la boca de orgullo, satisf

MADRUGADA DE ALMAS

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Se fue aproximando hacia él, sin prisa, sin relojes, en silencio. La cama invitaba a algo más que un descanso. Expectante, intentando adivinar por dónde llegaba esa aproximación; oliendo su perfume, su #sexo, la esperaba sentado en la cama. Los ojos vendados, ciegos a todo lo que no fuera un roce de sus labios en cualquier parte de su cuerpo. Prohibido usar las manos. Eran reglas del juego; impuestas por ella, naturalmente. Y él dejándose llevar, abandonándose a su olfato, su oído, su gusto. Aprendiéndola en cada aroma, cada susurro, cada beso. Ella ciega, como él, con los ojos vendados voluntariamente para respetar las reglas que ella misma ha impuesto, antes de romperlas a placer   y sin que él pueda hacer nada para impedirlo. Ella está cerca, la siente recorrer a gatas la cama para acercarse a su cuello con la boca entreabierta, #caliente. Cuando su aliento se detiene junto a su oído y le susurra, su cuerpo sufre una sacudida y su miembro reacciona endureciéndose un poco.

FUNDIDO EN NEGRO...

     Todo intentos, huidas hacia adelante, hacia no se sabe bien qué o dónde. El corazón encogido por el frío, el miedo, la angustia de ser olvidado, arrojado a los infiernos, pisoteado, destruido y reducido a cenizas. sin posibilidad de ser fénix nunca más. Con el alma seca, acongojada y a oscuras; sin faro que la guíe, sin limbo donde reposar, ni fuente donde beber. Sin transmigraciones, ni fusiones, ni reencarnación posible.      El nudo que oprime el pecho, presionándolo, recordándole que el corazón está ahí. Lluvia en el espíritu, tormenta en la noche oscura y solitaria que se presenta sin madrugada. Café especiado, tabaco, niebla, rayos y truenos, nubes y relámpagos, retumbando en su cabeza, martilleándola sin parar, con percutor. Una y otra vez, una y otra vez, sin principio ni fin, sin descanso, eternamente.      Ojos que miran sin ver, vacíos, sin cuencas, planos. Garabatos negros que pintorrean una cara y un rostro desdibujado, desfigurado, surcado de incredulidad, de miedo

ALMA DE MUJER

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   Hace algunos días, haciendo zapping en casa, en busca de algo que no fueran culebrones, el Sálvame, deportes o películas ya vistas, -por aquello de desintoxicarnos de vez en cuando-, fui a dar con un documental que estaba comenzando justo en ese momento y que me enganchó desde el mismo instante en que sintonicé el canal (el canal no se lo digo a uds., que la vida está chunga de rilarse y el que quiera publi en mi blog, que la pague).    El documental en cuestión tiene formato de película, diría yo; o mejor dicho, es una película grabada como un documental y narrada en primera persona por el autor y director de la misma, Alejandro Alvarado Jódar. Su título "Pepe, el Andaluz". Es una producción de 2012.    El argumento, sencillo: Alejandro Alvarado, -quien siempre creyó que su abuelo, José Jódar Sánchez, había muerto- investiga la biografía de éste; por curiosidad, el motor que mueve el mundo. Una búsqueda que se prolonga a lo largo de los años y que termina por reco

MENOS BASURA Y MÁS CONDONES

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   Sigo con mi manía de recoger conchas cada mañana; bueno, si no de recoger, al menos de buscarlas porque este año está la cosa chunga. Hasta para las conchas hay crisis 'cawentó'. Cada día es más difícil encontrarlas. Pero mientras voy y vengo, por el camino me entretengo, que dice la copla.    Recorrer la playa buscando las dichosas conchitas tiene su aquél, a ver qué se han creído ustedes. Para mí es un ritual. Primero me embadurno en protector solar. No uso bronceador porque si no, a los dos días, podría sentarme con Baba y con Omar en el top-manta del paseo marítimo y pasaría totalmente desapercibida entre ellos. Como rabito de morcilla, oiga. Factor de protección 50, por si acaso. A continuación enfundo el pelo en una gorrita, me pongo mis zapatillas para el agua, para andar mejor sin ostiarme a la mínima de cambio (por aquello de EL QUINTO METATARSIANO; no sé si se acuerdan), y hala, a deambular por la orilla hasta el final de la playa y volver. Mi 'santo'

A JIRONAZOS

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   Escribir sobre lo que ves, sobre lo que sientes, sobre lo que escuchas..., sobre la crisis, Rajoy, Bárcenas, las primarias del PSOE en Andalucía, las conspiraciones del mundo mundial..., escribir sobre la vida; la de uno mismo o la de los demás...    Enfrentarse a una página en blanco, o a una pantalla, que para el caso es lo mismo en los tiempos que corren... No saber por qué ni para quién emborronas o tecleas... Leer y releer lo escrito para ver qué tal queda y, sobre todo, si se entiende lo que quieres expresar.    Llevar encima un bloc de notas y, como una posesa, escribir lo que te va viniendo a la cabeza, sin anestesia, sin hilazón, a jironazos y a latigazos. Tachar, arrancar hojas, porque no se entiende, porque te ha 'quedao' muy cursi la cosa. Porque además de ser una terapia el escribir, que te lean forma parte de ello. Terapia y narcisismo. En una era digital en la que lo escrito e impreso en papel sigue teniendo su caché, aunque reservado a los ilustres.

DE TAXIS Y ESQUIZOFRENIAS

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  Su historia no tiene nada de particular. Conduce un taxi en Madrid desde hace años. Menudo, moreno, cejas pobladas, ojos vivarachos con ramalazos de melancolía; es de los que hablan mirándote a la cara por el retrovisor sin perder ripio en el infernal tráfico de Madrid. La voz no le acompaña, más propia de metro noventa que de metro setenta que es lo que tiene en realidad.    Se ofrece raudo a coger la pequeña maleta que llevo para un finde (no sin mi neceser de chapa y pintura), y me dejo hacer porque el tipejo me ha caído bien. Hasta Atocha, 10 o 15 minutos máximo (pesadita estoy últimamente midiendo el tiempo, oñe; me lo haré mirar). Enfilamos la calle Alcalá dirección Manuel Becerra. Operarios trabajando en el carril bus reponiendo los bolardos de separación que alguien, durante la noche, se ha llevado por delante. O al menos eso dice mi taxista, después de que yo haya criticado a la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) por ponerse con las puñeteras reparacione

LA ENFERMEDAD COMO CAMINO

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"La enfermedad como camino" es un pequeño librito, escrito por los doctores alemanes Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke, que descubrí hace muchos años y que recomiendo a todo el mundo encarecidamente. Es un libro, de los clasificados como de autoayuda, que intenta explicar las enfermedades, o mejor dicho, sus causas. Estos doctores son de la opinión de que la enfermedad, sea del tipo que sea, es un método de enseñanza para el ser humano y que intentar aprender de ella nos hace ser mejores y a su vez previene la aparición de otras nuevas. En este libro, los accidentes son considerados como 'enfermedades', lógicamente.    Así es que una vez instalada en el sofá, con una flamante escayola (Léase EL QUINTO METATARSIANO), y con mi 'santo' dando vueltas como una peonza sin saber qué hacer para sentirme más cómoda, consulté el librito en cuestión por si se mencionaba algo sobre fracturarse un hueso. Y encontré lo siguiente, y cito textualmente: "...Toda

EL QUINTO METATARSIANO

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Romperse un hueso es una putada. En primer lugar, porque es algo fortuito, que no esperas, te pilla de improviso, sin avisarte y, normalmente, en el momento más inoportuno; se te queda un careto que ni les cuento; sí, efectivamente, como cuando te mandan los recibos del agua con lecturas estimadas y un día te mandan la real y entonces, jurando en arameo, te acuerdas del grifo abierto mientras te lavabas los dientes, de Isabel II y toa su casta, y de su puto Canal. Algo así; más o menos.      Es una putada también porque el dolor que sientes en ese momento es tan intenso que no hace falta haber estudiado Medicina y prepararte un MIR para saber que el hueso está roto y que en ese instante estás jodido pero bien. Al dolor se une ese ruido seco 'crashhhh...', como cuando coges un puñado de espaguetis y los partes por la mitad porque no te caben en la olla. Pues al dolor, además, se añade la grima. Un grimazo que te rilas; empiezas a sentir un sudor frío que te baña de arriba

BE WATER...

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Cuando la realidad supera la ficción, la pluma no puede responder a la misma; ni retratarla, ni describirla. Es tanta la rabia que ésta te nubla la mente y no te deja pensar con claridad, y escribir, mucho menos. Una se siente comprometida pero impotente. Máxime cuando insignes escritores, periodistas, columnistas, etc, etc, andan en la labor y crean más corriente de opinión que una misma. De ahí, los largos periodos de silencio de la Dama, que aprovecha las redes para machacar de otra forma, difundiendo, compartiendo, divulgando, informando y apoyando colectivos que se están dejando la vida en este país defendiendo los derechos de TODOS y cada uno de nosotros. Pero llega un momento en que uno ya no puede más y tiene que reventar por algún sitio. Como el lagarto de Jaén. Ha sido tanta la mierda acumulada que hemos echado a las cañerías y desagües, que éstos han terminado por reventar y salpicar a todo quisque. Seguir mirando a otro lado es de todo punto suicida. La vida