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Mostrando entradas de octubre, 2012

ALMA DE ASESINO

A ver hija de mi vida, que no tuviste bastante con la polémica con la Anne, y vas ahora y la cagas otra vez. ¡Qué malamente te ha sentado el carguito en TVE! Es impresionante lo tuyo. Pues no va la tipa y se deja caer el otro día, al término de su programa en TVE, en esas editoriales que se monta, que "no está científicamente probado que el alma no se transmita en un trasplante". Así, sin anestesia ni nada, para empezar bien el día. Vino todo a raíz de la noticia de la muerte del asesino de El Salobral y de la imposibilidad de haber donado sus órganos, a pesar de la voluntad de éste en vida de hacerlo si llegaba el momento. En primer lugar, Mariló Montero, si nos vamos a poner melindrosas, la cuestión de si el alma del donante se transmite o no a través de la donación de órganos, es cuestión baladí si tenemos en cuenta que científicamente tampoco se ha demostrado la existencia del alma inmortal, tal y como ésta se entiende espiritual o religiosamente. En segundo

VECINOS DE SOMBRILLA

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     François es suizo. Ha pasado las vacaciones con su mujer y su hija en el mismo sitio que yo, han sido mis vecinos de playa. Como decimos por aquí, vecinos de sombrilla. Es extraño qué tipo de vecindades y amigamientos se hacen en la playa. Cuando durante el resto del año lo pasamos casi sin mirarnos a la cara los unos y los otros, llega el verano y en un momento, todos sabemos todo de los otros. Quizás la desnudez del cuerpo acompaña y favorece la desnudez del alma. Quizás, asfixiados de calor bajo el mismo sol que nos calienta a todos y bañados por el mismo agua, nos sintamos más iguales y cercanos. François, como les decía, es suizo. Tiene 50 años y hace dos que es papá de una preciosidad rubia que se llama Alexandra. Su mujer tuvo que regresar a Suiza por trabajo, dejando a padre e hija disfrutando de algunos días más de sol y arena. Sasha pronto cumplirá dos años (aunque cuando edito este post, acaba de cumplirlos) y a pesar de su enorme estatura, apenas habla.

MADRID TIENE MADRUGADAS...

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 Son las 4 y media de la madrugada y acompañan mi desvelo una buena taza de café y un cigarrillo rubio. Quizás no sea la forma más sana de comenzar el día, pero oigan, yo soy más de Bogart y menos de Ministerio de Sanidad; además, como sobre mi calavera pesan ya algunos años, quiero seguir ejerciendo mi derecho a vivir mis madrugadas como me dé la rel gana. Son las 4 y media y mientras va enfriándose el café, pienso en estos momentos mágicos que me regalo con más frecuencia de la que me gustaría últimamente. Decía mi abuela que los viejos duermen poco. A ver si el problema lo voy a tener con mi antiarrugas.... A esta hora empieza a bullirme en la cabeza una sarta de ideas que van y vienen; estoy pensando en una activista de catorce años que se llama Malala y que en estos momentos sigue luchando por su recuperación, contra una bala disparada a su cabeza y dos más a su cuello, por el capricho y la bestialidad de unos talibanes. Y todo, porque a la pobre criatura le dió po

NO SOMOS NADIE

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Me cuesta encender el televisor para ver los informativos; y más con la que está cayendo últimamente. Total, de lo bueno no te enteras, y de lo malo lo haces enciendas o no la 'caja tonta'. Pero el otro día, tuve un ataque de neurona y me clavé un telediario a las 9 de la noche, de una cadena que no voy a nombrar por aquello de que si quieren publi, pues que la paguen. Así, más o menos de memoria, recuerdo de ese informativo, las siguientes noticias: el FMI y la prima de riesgo española con previsiones horrendas, Urdangarín acudiendo al despacho de su abogado y una señora increpándole y diciéndole 'ladrón' así, sin anestesia, en 'toa' su cara vaya; Rajoy intentando excusar al ministro Wert que quiere 'españolizar' a los niños catalanes; los monarcas con sus reales posaderas en la Academia de la Historia; Sofía, Elena y la Leti en las mesas de cuestación de Cruz Roja, que en esta ocasión destinará el dinero recogido a los pobres de este país,

AMIGAS

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  Fatu es una mujer valiente. Fatu es senegalesa y cada día pasea su imponente envergadura por el paseo marítimo, intentando vender su mercancía mientras regala una sonrisa. Hace algún tiempo que la conozco y desde entonces, cada año regreso de mis vacaciones con algunas piezas de bisutería que acaban en un cajón para engrosar los kilos y kilos de quincalla que ya tengo. Quizás no vuelva a ponerme esa pulsera o aquel collar; pero tenerlos y verlos me recuerda cada día que hay muchas Fatu, senegalesas o no, que miran cada mañana a la vida cara a cara, y se enfrentan a ella con valentía. Fatu es la segunda esposa de su marido musulmán, con el que tiene 3 hijos. Pero un día decidió que sus vástagos tenían derecho a vivir una vida mejor, a poseer estudios, una casa... en definitiva, a todo lo que cualquier chico tiene derecho en la vida, senegalés o no. Así es que Fatu, mi heroína, recaló en Canarias donde a base de tiempo y esfuerzo consiguió la maldita tarjeta de residenci